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martes, 22 de marzo de 2016

SOBERANÍAS SEXUALES | ¿SAPIOQUÉ?




“Qué nos importa la opinión de la gente fría, siempre que nuestras almas, más ardientes, y más nobles que las suyas, sepan disfrutar lo que ellos no perciben”.

Marqués de Sade

Si de selección hablamos, los ‪#‎princesacásateconmigo‬ se descartan por insultar a la mujer que no preserva tradiciones, solo porque sí.

El alimentado por twitter, tampoco cuadra, una —consciente de ser padawan en la vida— será para él una “Maestra Ximena” en Carrusel.

El ‪#‎tusojosmerecuerdanunpoemadelChinoValeraMora‬, fastidia. Quien —panfleto en mano— no se esfuerza por desnudar mentalmente a la mujer que desea, creo que no tiene derecho a disfrutar de ella.

–Mija, y entonces, ¿qué queréis?
–Puede que de sapiosexualidad trate la cosa.
–¿Sapioqué?
–Sapiens (sabio) sexual. Neologismo y tendencia en twitter, ¿sabéis? No lo reconoce la DRAE, ¿y?, las Academias no suelen reconocer lo auténtico, los Óscar, por ejemplo.

No es una patología, sería —según psicólogos, Google y lo que se siente— una preferencia.

Un/a sapiosexual es un individuo atraído sexualmente, o sea, que lubrica, por la sabiduría de otro.
Distingue en la masa al/la que sabe que jode y transmite su conocimiento sin discursos heteronormativos-dialécticos-coyunturales-verborreicos.

Le reconoce el recorrido por distintos parajes y/o por montañas de buen cine y/o libros. Porque sabe su vaina y no necesita confundir para venderse, y ahí es donde un/a pierde, porque pasan a un tercer plano, el resto de los componentes importantes…

- “¿Recordáis que el primer polvo con el chef fue un desastre y dije que no volvería a verlo? Salimos otra vez y mientras me explicaba una receta, me mojé”.

Eso no parece el esquema paciente-terapeuta, ni 40 y 20.
También va más allá de usar lentes de pasta o coincidir sobre Rayuela.
La excitación genital parece centrada en la avidez por saber, cuestionar y exponer.
El sexo oral pasa a estar sobrevalorado como preámbulo; leyéndose las miradas insertan un nuevo juego previo: la plática. Se empiernan. Se encerebran, y acaban juntos entre tanta complicidad al plantear las ideas.
Dicen que son más las hembras sapiosexuales.
Por ahora, sólo conozco una que se excita con una buena oratoria y aprende a distinguir citas textuales de saberes reales (muy importante). Quien peregrina de conversa en conversa, cata con sus dos pares de labios y un arsenal de látex en la cartera.
Quien más de una vez ha suplicado con los ojos que desplieguen su habilidad oral e inteligencia, para llenarla con más que caricias y semen.
Quizás fue y es suerte de tantas, tildadas de desequilibradas por quienes no lograron descifrarlas, ¿y qué?

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