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lunes, 28 de julio de 2014

Caminamos como acto milenario de dignidad, de movilización contra el miedo al amor, miedo a que nos engañen y miedo a fallar, miedo a enfermarnos por la lluvia intermitente del sábado pasado. Ese miedo que debemos sentir como único sentimiento aceptable en esta ciudad y época de escudos. 
Miedo del que se alimenta el sistema para no dejarnos vivir, para dividir y que nunca caminemos juntos. Porque así somos mucho más peligrosxs.   


Caminar, caminar, caminar de frente y con dura ternura. evitando responder con violencia como tantas veces dan ganas. Rompiendo y desbordando ese molde de terroristas emocionales donde nos metieron y que tallaron a punta de injusticias y desencantos. 

jueves, 24 de julio de 2014

Mujer soltera con una Hija

Lo podemos llamar de dos formas:
Madre soltera o mujer sola con una hija (como dice en tono solemne mi madre)
Igual, a estas alturas, somos presa fácil y comidilla de la opinión pública.
Favoritas como ejemplo que sale a relucir en reuniones familiares: mientras la tía te acaricia la barriga, le susurra a la más pequeña de la casa que tus pasos no los puede seguir.
El escrutinio comienza temprano -lo saben las madres jóvenes- vas a los prenatales y te miran con pena, como si te hubieran diagnosticado la más grave enfermedad.
Un par de años más tarde, paradójicamente, quienes te exorcizaron por salir embarazada, te recomiendan “tener la parejita” porque “un chamo no es nada”.
De ahora en adelante, cada nuevo plan, proyecto, mérito, o pasión de tu vida no obedecerá a una convicción profunda previa a ser madre, ni a metas fijadas en el pasado. Ahora todo lo debes al nuevo ser.
Tal como Manuela, quien ya era generala antes de Bolívar, fue históricamente resumida a la amante que fue valiente, astuta y heroica si, pero solo bajo la influencia de un gigante.
El patriarcado lo ha hecho bien.
Nadie señala al padre que no está, y se rinde pleitesías al que finge presencia, pero sin corresponsabilidad alguna.
Los dardos van directo a la Diana que “se tiró la vida”, con una barriga. Y te lo pueden hacer creer, digo, eso de que tu vida ha terminado. Hasta si eres idealista puedes llegar a escuchar que “tener hijos es anti-revolucionario”.
La Santísima Trinidad: Iglesia, Estado y Familia (con sus excepciones individuales, entre esas la mía) se alían en este tema y conforman esa sociedad tan grosera, que si no la gana la empata y sanciona.
Cuando escuchas al portador del cromosoma X decir: “serás mamá, deja de estudiar” o “no seas egoísta, yo quiero salir y la cesareada eres tú”, y eso en vez de anularte, te da voluntad para iniciar el camino sola, nadie lo entiende, parece un acto anti-natura.
Si no te inmolas por la causa de la foto papá, mamá, bebé, en la salita, sobrarán diagnósticos de demencia. Ni en el sumario de esta historia aparecerá lo que debería ser titular: ¡dignidad!
Y bueno, tampoco se hace por una medalla, es mera decisión personal, pero que no la respeten, lleva a que otras mujeres que sí sufren vejaciones graves a su integridad física, moral o emocional, jamás logren zafarse de haber escogido mal al semental.
No es una apología a la separación, es experiencia personal, y como lo personal es político, sirve al colectivo, para que quien lo lea, entienda que estar soltera no es estar sola (aunque lo dudemos mientras hacemos malabares entre la guerra económica que esconde la leche, los pañales y toallitas; el desfalco que nos dejó sin divisas, y la especulación voraz que te quita mil bolívares por unos zapatos que tu bebé perderá en dos meses).
Sería, en todo caso, una apología a que cada mamá descubra si está en pareja por decisión y amor, no por conveniencia, necesidad, miedo a fracasar o complejo de inferioridad.
Así, a partir de mejores entornos de crianza, creo se podría sumar calidad y cantidad en los esfuerzos por lograr el V Objetivo Histórico, eso de ” contribuir a la preservación de la vida en el planeta, y la salvación de la especie humana”.
De Amanda (mi hija) aprendí que las mejores cosas vienen dentro de los problemas o entre conflictos. Y en estos tiempos de crisis, nos toca enseñar y aprender a caminar juntas, por las razones correctas

martes, 22 de julio de 2014

Calamos o nos la calamos

Conejitas, enfermeras, angelitas y diablitas.
Bomberas, doctoras, con tangas rojas y plataformas.
"¡Con una así me caso!" te dicen como si fuera una magnánima condecoración o acto de gallardía.
Si cuentas con rasgos afro descendientes, te piropean la boca, acabando mentalmente en ella.
Te ven los senos y con la mirada te narran una rusa.
Quieren tríos, pero que no quede duda: una catira, una negra y el Jeque.
No estará permitida ninguna oportunidad de pelea de espadas.

Si lleváis falda, consideran que cualquier momento es idóneo pa' un rapidito.
Y si no queréis, andáis sola, y te violan, ya sabemos de quien es la culpa.
Todo eso está permitido, aplaudido incluso.
Está bien, sabemos que los enseñaron a vivir de paja en paja, emulando fantasías repetidas, plagiadas de una industria muy bien pensada, netamente falo céntrica como cada vez que se excitan, y que vino al mundo con ganas de quedarse para siempre, peeeero...¿Alguien sabe de las nuestras?

Ocurre que si de sexo hablamos, sentimos deseo todo el tiempo, a pesar de la otra regla que nos baja por mandato clerical: la imaginaria que nos divide entre "mujeres que valen o no la pena" cuando lo expresamos.

La vaina es, que nosotras no los pensamos disfrazados y haciendo cuanta basura repiten en los canales Premium.
Parece que tenemos fantasías más profundas. O quizás no, pero por lo menos son nuestras.
Resulta que cada vez más temprano y más nos auto exploramos, vamos descubriendo lo que nos gusta.
Si, podemos ver estrellas mediante el oído, pero también podemos querer acabar sin preámbulos, o con dos o tres dedos dentro de la vagina y no de otra manera.
Algunas entendimos - aunque nuestro cuerpo siempre lo supo- que no hay tiempos ni adivinos en el sexo.
Por eso pedimos lo que queremos y lo hacemos.
Nos convencimos de que exigiendo y reivindicando nuestro derecho a la iniciativa ganamos espacios para el sexo cristianamente incorrecto, pero política, ideológica y personalmente perfecto.

"No queremos que nos contabilicen los orgasmos" dice una compañera, "¡PORQUE SON NUESTROS!", continúa, y está claro que como ella, muchas, queremos tenerlos como nos place, cuando nos gusta. Sin miedo a que ellos no sepan manejarlo, y todo termine sin haber empezado.

Quizás sí nos gustan grandes de verdad, quizás el tamaño sí importa, aunque les inventen mitos para no trastocar sus egos. Pero sólo quizás ¿eh? Al fin y al cabo cada vagina, como cada mujer es un mundo digno de auto explorarse y ser explorada.

La cuestión es que por más que pretendan psicoanalizarnos o encasillarnos en buenas-difíciles o malas-fáciles mujeres, ya tenemos deseos concretos, estamos claras: tragamos semen por decisión y tenemos sexo anal cuando deseamos, pues ninguna parte de nuestro cuerpo es trofeo ni recompensa. 
Hace rato bajamos la castidad y el himen del pedestal excluyente que nos imponen, y concedimos la libertad de sentir placer, y decidir con quien, el lugar que merece.

¡Y eso no nos resume!
¡No nos circunscribe a nada!
A nada que justifique esa partición que hacen las huérfanas de solidaridad de género y que perpetúan el sistema que nos rivaliza al jactarse: "yo soy la que le gusta y aquella es la que presenta a su mamá".

Nada que avale resumir nuestras fantasías sexuales a relatos de borrachas en despedidas de soltera. 

Nos niegan el derecho de ser una, y otra, y tener diez facetas más, aunadas a una vida sexual plena. El prejuicio que nos condena hasta cuando sacamos a bailar, se  empeña en mutear  todo lo que ansiamos, y todo lo que ellas podrían ser.

¿Me la calo? Pues a lo vanvanero: "Te figuraste que ya yo no" 

lunes, 14 de julio de 2014

Una pepita...

Tiene 2 años y algunos meses para los 3.
Mi madre, me ha dicho que en estas, sus primeras vacaciones lejos de mi, le ha dicho:
"Pita yo tengo una pepita..."

Amandita ya descubrió su clítoris, y pide a todas las mujeres con quienes se baña que muestren la suya...
Vio a su primito salir del baño y dijo: "Pita, Eduardito tiene una pepita más grande"