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viernes, 13 de noviembre de 2015

jueves, 19 de febrero de 2015

Y todavía dicen..."¿Cuál guerra?"

Y todavía dicen “¿Cuál guerra?”

Naile Manjarres

Que hoy no esté Leopoldo López llamando a “La Salida” guarimbera y besando un rosario después de los 43 muertos, no significa que no exista una guerra.
Hace rato, con el track “no nos dan divisas” la burguesía comercial-importadora nos sabotea, desaparece productos y hace a más de un desclasado sentir pena por el empresariado.
Con la fábula “nada se consigue”, conseguimos queso y yogurt, pero no leche.
Con el cuento del venezolano jocoso y echao pa'lante, micros radiales satirizan “Gobierno nacional informa que para adquirir pañales usted necesita consignar partidas de nacimientos, y eso es, TENER PATRIA...tutupss”.
Con la tragicomedia “Maduro no es Chávez”.
Con Lilian Tintori llorando por su “Legado”.
Con Orlando Urdaneta llamando a Golpe, a extirpar la plaga comunista y todo lo que se le parezca.
Con los exeses Piñera, Calderón y Pastrana de visita, vanagloriándose de solidarios, obviando su pinochetismo y políticas de narcoestado.
Con Capriles y su treta “no somos de izquierda ni de derecha”, para no ser serio y reconocerse neoliberal de los pies a la cabeza.
Con la tuiteadera de DolarToday y La Patilla, validando cualquier desfachatez, que junto a estas crisis programadas, sacan en tiempo récord nuestras peores miserias:
Mentes consumistas y enajenadas, la cultura facilista-rentista que a más de uno y una le resulta idiosincracia, la impunidad naturalizada y la manía de señalar sin educar bien a este recurso humano con el que hace 15 años se pretende moldear alternativas a un sistema que inyecta desidia en todo el planeta.

A casi dos años de la partida de un Chávez consciente de que no podría crear nuevos seres humanos para construir, me parece crucial que podamos asumir.
Asumir y dejar de hablar “del país que nos merecemos” mientras nos la damos de correctos.
Asumir que no basta con enseñar “lo que es bueno y lo que es malo”: hay que distinguir lo superfluo de lo necesario.
Asumir es tener conciencia del momento histórico que nos toca y oponerse al “¡Qué importa cómo termine todo o quien venga!” o al “¿Qué voy a defender?” de quien recién se estrelló con la obviedad de no vivir en socialismo, pues tejerlo es la tarea para la casa de todas y todos.

¿Qué voy a defender?
Los logros de 15 años que no podemos dar por sentado. Se me ocurre la Ley Orgánica del Trabajo, su máximo de 5 días laborados, su imdemnización doble, su inamovilidad laboral...
¿Y cómo la defendemos?
Trabajando y recordando. Deslastrando la conveniente falta de memoria.
¿De quién la defendemos? De quienes se sienten afectados afectados por esa y tantas reivindicaciones sociales (recordar berrinche de María Corina en la Asamblea llamando ladrón a Chávez, por una expropiación a la “gente decente”, léase, la familia Machado-Zuluaga, léase, su gente).

Lo logrado se defiende de ese “no sé, lo que sea, menos Chávez/Maduro”, que nos ofrecen hace 15 años.
A mis 24, me encantaría ser ajena a todo esto, twitear quejándome por no conseguir Nutella, y no recorrer siete farmacias para encontrar un antibiótico para mi hija, algo que sí, da ganas de “descargar arrecheras”.
La diferencia es que descargarla suele dejar muertos y eso nunca ha servido para nada.
La ira hay que saber canalizarla. 
Y la canalizo haciendo panquecas, si no hay Harina Pan para la arepa.
La canalizo, porque después de tanto recorrer, no estamos para esa desesperación y apatía propias de la crisis y las múltiples formas de guerra.
La canalizo no tarifando las ideas y los principios al precio absurdo de un jean prelavado a la cadera.
La canalizo sugiriendo no esperar más “golpes de crecer” para sacudirnos los cuentos y desde distintos espacios, leer y discutir sobre lo que nos pasa, y sobre historia, claro, para hacerla, esta vez, con conciencia.

¿Que esto es una línea editorial? No. Son principios de resistencia.



SOBERANÍAS SEXUALES | Me vine, te viniste, me vino


lunes, 26 de enero de 2015

Ellas


Practicando el "ponerle a las cosas nombre y apellido", que me enseñó un bello cubano, Waldo.
Practicando, hago este primer ejercicio:
¡Verga, què pena!  A veces las chicas me sorprenden mirándole el pliegue que se les forma entre las tetas.
Me agarran ida, detallando la a
mplia  variedad de tamaños y colores, que debo apreciar desde afuera. (Quien me ha visto desnuda, sabe que ese no es mi gancho, ni mi fuerte, que apenas quedan unas minúsculas reminiscencias de lo que fueron unas bellas tetas bien cargadas de leche) y está bien, porque me gusta observar y apreciar las distintas formas belleza aunque no me pertenezcan.
Y veo bella la espontaneidad caraqueña con la que bate la melena oscura  Yusbely Jiménez, me hipnotiza la enérgica voz de mi carita, @Caribay Cardozo, pienso en lo lindo que debe gemir la condenada.
Ilumina la candidez y alegría inagotable de Tina Pericchi y @maria Gloria González, la sonrisa inmaculada de Nathaly Bohórquez González. Es de admirar la tersa piel de Marìa Leonor Gonzàlez Sànchez, a sus 5taytantos.
Cuánto inspira la combinación de parsimonia y contundencia de Alejandra Laprea y la perfecta dicción de Genny Lara
Cómo refresca la negritud de los rizos de Akarantair, los rasgos perfectamente simétricos y la nula altivez de Lorena Gil,  la irreverencia de  Diana Margarita Diaz Higuera, la cadenciosa y curiosa latinidad de Stephanie Kennedy, la sensual libertad que suda sin bailar Monica Vistali , la sinceridad en la mirada Indígena de Wendy Inarra, la serenidad y confianza que recuerdo inspira Eolimary Palma, las centellas en los ojos de Mariher Sarcos y Daniela Rincon, la versatilidad en las obras y las letras de Malú Rengifo, y así me puedo ir decantando bellezas, recordándoselas.
No son mis amigas, no tengo que hacerlo, pero las veo y sumado a tanta cadera ancha, nucas descubiertas por radicales cortes de cabello y pies delicados en las calles, junto a mis piernas eternas, me convenzo: quien nos ame, quien nos acompañe, a todas, tan diversas, tan complejas, tan diosas, no puede hacerlo de otra manera que como tenemos que hacerlo nosotras mismas: hasta la más tierna demencia.

jueves, 22 de enero de 2015

23/1



Estoy preñada.
Otra vez.
Me hierve la cabeza, me duele, y no consigo los lentes.
Soy ruidosa, pero no tolero el bullicio.
Mis hormonas repiten que me gusta lo que no se me parece.
Estoy preñada de cientos de preguntas e ideas nuevas que no respetan horarios, controlo las ganas de orinar, pero no puedo dejarlas de pensar.
Me siento en el 7MO mes, los pensamientos me despiertan, no dejan de moverse.
Como si fuera una perra, siento una camada
de ideas.
Soy un amasijo de líquido de vida cargado de demasiados detalles, de lo habitual, de lo cotidiano como algo sumamente importante.
Interpreto hasta el silencio, codifico los mensajes que transmite y me saturo aún más.
Por tanto, me excedo y necesito vaciarme.
Estoy extremadamente sensible y lloro, pero no porque mi historia sea triste, sino por lo fácil que resulta imaginarme cosas tan hermosas como fatales.
No soy lo suficientemente serena para contener todo en mi cerebro, tampoco para parirlo.
El asunto se resuelve con cesáreas recurrentes.
Me veo obligada cada tanto a sentarme y con un lápiz rajar y evacuar mis pensamientos.
¡Qué preñada me siento!
Y como es natural, apenas es el comienzo: al salir la idea, no será el fin. Seguirá conmigo, sin que pueda evadirla.
Pero la vida me da tregua, soy lo que quiero ser, hago lo que quiero y de paso, vivo de ello.
Si ya me siento enorme.
Si peso el doble aunque no se note.
Si joden las patadas de cada palabra ansiosa por salir de mi boca.
Si vivir encuadrada en un número predeterminado de caracteres, me escuece y no puedo rascarme.
Si además de esta preñez mental debo andar haciendo vida en el plano real y tangible.
No quiero ser famosa, no quiero ser rica, no podría cargar con todo ese peso encima, en el camino de conocerme.