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viernes, 14 de noviembre de 2014

DAR #ERROR



Se vio las uñas largas, pero disparejas y sin pintar y estalló ¡que no es accidente, que es intencional!
Que tampoco quiere explicar por qué no va a trabajar en tacones.
Se le enreda la lengua, entre tanto atraganto por decir, que no se cuánta ladilla le da que la gente tenga que ser flaca, alta y bien portada pa los chikilukies y/o canosa o sin una pizca de maquillaje para los y las jipis.
Me parece que a ella le gusta ser como amanece, vestirse del color de lo que siente.

Puede que le de la gana de tener el cabello alborotado o en col
a sencilla, andar con falda y cañoncittos en las piernas porque no quiso acostarse tarde rasurándose, quería dormir y soñar un rato.
Me cuenta que de los sueños surgen historias, soluciones a cochinos diarios, hasta seriados o cuentos nuevos para narrar los orígenes de sus cicatrices.

Explota. Dice que aveces no quiere ser tan cronometrada en el hacer,
tan simétrica y omnipresente- omnipotente,
Disfruta con creces a veces ser “desnaturalizada” porque no quiere cocinar y prefiere salir por ahí a probar, a pasear, caminar...


Se levanta y me grita, como si  la cuestionara, pero la entiendo, hasta los que no lo hacen, lo hacen.
Se exaspera, que quiere quitarse la banda de mamá del año, de estudiante del año, de ponente del año, de pupila del año, porque la presión se la lleva ella sola a la cama y ese lugar lo quiere sólo para libros, amares, amores y de vez en cuando roles, más no poses.

Me consta que aveces dice “no se” sólo para ver la expresión trágica de quien pregunta, otras porque de verdad no sabe y no le averguenza.

Y pienso que me recuerda a algo, me parece como conocida...

Se sienta y se ríe, me asegura que, aunque todos lo digan, el peo nunca fue haber abierto las piernas, el rollo es que por alguna razón, para que todos estén contentos y contentas, para que todos y todas se enorgullezcan, debe mantenerlas cerradas.

Me parece que quiere darse el tupé de equivocarse, asumir, y que el mundo no se desborone porque lo esperaban de todos y todas menos de ella.

Que quiere adrede, dar error y ya.

Bien, por eso soy mi amiga :)

martes, 11 de noviembre de 2014

Ni metro ni camioneta...




Y es que pasó el tiempo muy rápido.
Se fue este año de mil coyunturas y no recuerdo cómo pasé de ver la película de mi vida en el trayecto sobre mi primera moto, a tomar fotos y twittear en medio de guarimbas desde la California, Altamira y Los Chorros sin siquiera sostenerme.

Cómo llegué a tener al “Valencia”, un mototaxista que me espera en la esquina de la casa con un café porque sabe que me quedé dormida y detesto llegar tarde.
No se cómo, pero secreto culposo, como ocurre con un reguetón por ahí, me gusta, me encanta la moto.
Aunque ya me marcó la pierna con un beso que no se quita con sábila, me fascina la condenada moto.


Me gustan las maniobras suicidas de mototaxista cuando se pasa la entrada del distribuidor Sebucán – Los Dos Caminos, hace una maracuchada al devolverse en dirección contraria a los carros en plena cota mil y me dice “A mi me encanta como tú piloteas con las piernas”.


Me alegra el día.

Y me gusta más los días que uso leggins y siento la vibración exacta que relaja.
Un placer equivalente a los foros de JCMonedero o las merengadas tapa arterias de Migas, y que va acompañado del rocío y friíto mañanero en los poritos de mi cara sin maquillar.

...El olor y diversos verdes del Waraira a la altura del teleférico no se percibe en carro, como en moto, pero ni queriendo. Tampoco el efímero éxito de perder 200 bs, pero dejar atrás a quienes perderán dos horas de su vida en esa cola de las 6pm.
Si, 200 por el pecho, pero tener tiempo, mata a tener dinero.

Son mías también las miradas de desprecio y desconfianza desde los carros hacia “El Valen”, mientras el viento se lleva sus dilemas maritales: que la mujer sigue sin volver, que le llevó mercado, pero ya no lo quiere...
Juntos, el, su diente de plata y yo, reflexionamos sobre la vida mientras la arriesgamos.


lunes, 3 de noviembre de 2014

Tertulias de metro y camionetica II: La Línea del amor y el desamor


Observo, escucho por pura casualidad y arranca la manía obsesiva-compulsiva de compilar, hacer notas mentales, o escribir en la mano lo cotidiano cual si fuera un hecho trascendental.
Ayuda llevar casi dos años en Caracas y aún no activar el modo ausente aparentemente necesario para mantener la salud mental.
En esa onda, quizás amerita registro que, contra todo pronóstico, además de residuos industriales y orgánicos, también se ve amor multiforme por arriba y por debajo de la ciudad. 




Una señora al teléfono en los Cortijos: “Claro que sí gordo, yo te lo hice, ahí te lo dejé, agárralo y al llegar déjame la vianda, la lavo y te la subo, dale, dale tranquilo que estoy en el metro, no hay señal. Te amo”.

CHACAÍTO. (En plenas guarimbas de febrero2014):
Una muchacha llora y textea poniendo el teléfono en mi cara, pensé que tenía que ver con las lacrimógenas, pero no: “Altamira y Chacao estbn cerradas, pero ya me monté. Tienes razn mi amor, somos un gran ekipo, esto lo superaremos papi gracias x perdonarme”.

ALTAMIRA. Temporada de lluvias. Espero que escampe o valentía para correr a la camioneta y arriesgarme a que el chofer me ignore. Estalla una pareja:

- ÉL: ¡Nojoda Mayerlin! si me ibas a hacer este desplante no me hubieras hecho vestir ¿No me podías decir esto por teléfono?
- Ella (de brazos cruzados): ¡La otra vez el desplante me lo hiciste tú, así que no vengas con tu “cuerpo e' yuca”, ¡no me hagas hablar!

SABANA GRANDE. Dos muchachas en las escaleras mecánicas: “Y bueno si, el chamo tiene novia, pero no marica, yo creo que no la quiere, porque nunca está con ella y me escribe todo el tiempo...” (Aquí paro la narración. No puedo evitar reírme, ¡QUÉ LUGAR PA' COMÚN!)

Por otro lado, parece que no hay tiempo/voluntad para encontrar un lugar menos impersonal y por eso toca ver terminar relaciones en medio de estaciones. Dos liceístas en CAPITOLIO:

- Ella: “Te dije que ya no siento lo mismo, me da paja porque tú no te lo mereces, pero aja ¿qué hago?”
- El,  derrotado y recostado a la columna de la salida...qué le podía decir.
Igual no podría escuchar, porque ahí mismito un señor dio un mitin con su teléfono: “¡Ayer, porque llegué tarde, hoy por que llego temprano, ¿mañana por qué vas a pelear mamita?”

Y bueno... en ese trayecto a mi me tocan variantes del cortejo/acoso urbano:

Vendo oro, oro y dólares ¡Uy mi reina, Dios te guarde...pero para mi!”   o u o u o  “¡Qué bellas las dos! Así me caso, vente conmigo que yo te la mantengo”

Puede que yo...


a) Sea una ociosa (aunque está comprobado que no tengo tiempo para eso).

b) Aún no me paso el suiche de la indiferencia y desvinculo con quienes se enfrentan al Metro todos los días.

c) No pierdo la capacidad de asombro ante esta ciudad que da para contar las más insólitas historias, sin tener que ficcionar.

d) Todas las anteriores.

Pero algo sí es cierto, si Winston se montara UN DÍA en la Línea 1 del metro de Caracas, encontraría suficiente trama y talento como para crear junto a su equipo estrella un par de telenovelas, prescindir de refritos de Fernando Colunga, y sustentar su programación con historias de amor o desamor que, por lo menos, se nos parezcan.