N

jueves, 19 de febrero de 2015

Y todavía dicen..."¿Cuál guerra?"

Y todavía dicen “¿Cuál guerra?”

Naile Manjarres

Que hoy no esté Leopoldo López llamando a “La Salida” guarimbera y besando un rosario después de los 43 muertos, no significa que no exista una guerra.
Hace rato, con el track “no nos dan divisas” la burguesía comercial-importadora nos sabotea, desaparece productos y hace a más de un desclasado sentir pena por el empresariado.
Con la fábula “nada se consigue”, conseguimos queso y yogurt, pero no leche.
Con el cuento del venezolano jocoso y echao pa'lante, micros radiales satirizan “Gobierno nacional informa que para adquirir pañales usted necesita consignar partidas de nacimientos, y eso es, TENER PATRIA...tutupss”.
Con la tragicomedia “Maduro no es Chávez”.
Con Lilian Tintori llorando por su “Legado”.
Con Orlando Urdaneta llamando a Golpe, a extirpar la plaga comunista y todo lo que se le parezca.
Con los exeses Piñera, Calderón y Pastrana de visita, vanagloriándose de solidarios, obviando su pinochetismo y políticas de narcoestado.
Con Capriles y su treta “no somos de izquierda ni de derecha”, para no ser serio y reconocerse neoliberal de los pies a la cabeza.
Con la tuiteadera de DolarToday y La Patilla, validando cualquier desfachatez, que junto a estas crisis programadas, sacan en tiempo récord nuestras peores miserias:
Mentes consumistas y enajenadas, la cultura facilista-rentista que a más de uno y una le resulta idiosincracia, la impunidad naturalizada y la manía de señalar sin educar bien a este recurso humano con el que hace 15 años se pretende moldear alternativas a un sistema que inyecta desidia en todo el planeta.

A casi dos años de la partida de un Chávez consciente de que no podría crear nuevos seres humanos para construir, me parece crucial que podamos asumir.
Asumir y dejar de hablar “del país que nos merecemos” mientras nos la damos de correctos.
Asumir que no basta con enseñar “lo que es bueno y lo que es malo”: hay que distinguir lo superfluo de lo necesario.
Asumir es tener conciencia del momento histórico que nos toca y oponerse al “¡Qué importa cómo termine todo o quien venga!” o al “¿Qué voy a defender?” de quien recién se estrelló con la obviedad de no vivir en socialismo, pues tejerlo es la tarea para la casa de todas y todos.

¿Qué voy a defender?
Los logros de 15 años que no podemos dar por sentado. Se me ocurre la Ley Orgánica del Trabajo, su máximo de 5 días laborados, su imdemnización doble, su inamovilidad laboral...
¿Y cómo la defendemos?
Trabajando y recordando. Deslastrando la conveniente falta de memoria.
¿De quién la defendemos? De quienes se sienten afectados afectados por esa y tantas reivindicaciones sociales (recordar berrinche de María Corina en la Asamblea llamando ladrón a Chávez, por una expropiación a la “gente decente”, léase, la familia Machado-Zuluaga, léase, su gente).

Lo logrado se defiende de ese “no sé, lo que sea, menos Chávez/Maduro”, que nos ofrecen hace 15 años.
A mis 24, me encantaría ser ajena a todo esto, twitear quejándome por no conseguir Nutella, y no recorrer siete farmacias para encontrar un antibiótico para mi hija, algo que sí, da ganas de “descargar arrecheras”.
La diferencia es que descargarla suele dejar muertos y eso nunca ha servido para nada.
La ira hay que saber canalizarla. 
Y la canalizo haciendo panquecas, si no hay Harina Pan para la arepa.
La canalizo, porque después de tanto recorrer, no estamos para esa desesperación y apatía propias de la crisis y las múltiples formas de guerra.
La canalizo no tarifando las ideas y los principios al precio absurdo de un jean prelavado a la cadera.
La canalizo sugiriendo no esperar más “golpes de crecer” para sacudirnos los cuentos y desde distintos espacios, leer y discutir sobre lo que nos pasa, y sobre historia, claro, para hacerla, esta vez, con conciencia.

¿Que esto es una línea editorial? No. Son principios de resistencia.



SOBERANÍAS SEXUALES | Me vine, te viniste, me vino