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martes, 28 de octubre de 2014

La miro y veo...




A lo largo de todo el trayecto, luego de dejarlo, el sentimiento de culpa y la vergüenza la acompañan, así de cruel y perverso es su entorno que da vueltas a las cosas a su favor.
Llega la tarde y la noche y con ellas el miedo.
Después de noches sin dormir, ella enfrenta mañanas de cuestionamiento.
Llora. Aún no es consciente de quién y cómo es.
En este proceso ha ido tomando las riendas.
Ha gestionado el miedo, la ansiedad, el dolor de la ausencia de quien sí importa,
la culpa, la culpa, si, dos veces.
Ha dado pasos a una vida mejor y ella no lo ve,

pero yo la miro y veo una heroína.

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