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lunes, 27 de octubre de 2014

¡SUSTO!




¿Cuánto tiempo tienes tu viviendo aquí?

1 año y 5 meses...

¿Y no has pasado el primer susto?

Bueno, no me han robado, supongo que soy prudente, aunque sé de casos de inseguridad y de paranoia también.

Aún así, pensaba que era de un sólo tipo de robo que tenía que cuidarme y se me ocurrió un día caminar por una de esas calles vistosas y bien iluminadas que no conocía
 ¿cómo me iba a ir sin conocer alguna?
Jamás me lo perdonaría.

Como no tenía tiempo, escogí una calle chica y la anduve, sentí sus baches, sus aceritas maltrechas, sus puertas y ventanas desiguales, pero tan pretenciosas y coloridas que inspiraban mil ternuras para bajarles las ínfulas.

Tan corta y estrecha, la recorrí de ida y vuelta sin darme cuenta.
Ya ida, lejos de tantos colores o adornitos que me dejaban ciega, me di cuenta que caminándola perdí
la voz
la agenda,
un sarcillo,
el sueño y algunos sueños,
calma,
perdí tiempo, me contagié de asperezas...¡y me ofrecieron un te y de verga!

¡Maluca ella y maluca yo, cuando otras calles no tan vistosas esperaban mi visita y ni siquiera las saludé!

Pero bueno, las calles sinuosas, ciegas, bonitas pero tristes y vacías, son comunes en Maracaibo y de aquí de Caracas a Pekín.
Y aunque por pura fe en la humanidad y en un nuevo urbanismo municipal, trastabillé, Ahora distingo trochas de avenidas, o barrios amables de esos fríos complejos residenciales donde no vale la pena devolverse ni a buscar el vibrador después de la mudanza.

“Porque la alegría, la voz y todo lo material se recupera, pero no el tiempo, ni la vida”.

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