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lunes, 12 de mayo de 2014

Amanda

Jamás volveré a ver las cosas de la misma manera.
Ahora todo tiene un matiz más sensible e inquebrantable.
Ya todo importa, cada detalle es mágico o doloroso.
Cuanto dolía esa herida, cuánto miedo tenía.
Cuanto dolió la primera vez.
Cómo salía sangre y ardía y picaba y latían mis pezones.
El olor a leche en tu boca, ese aliento mágico.
Si la paz tuviera olor, ese sería.
Pies torcidos por la terquedad.
Llanto insoportable, interminable, indescriptible, incoherente.
Voz imperiosa, altiva...esa voz de vos.
Sonrisa sincera.
Desde tu primera mueca, compartimos nuestro primer secreto de amigas.

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