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viernes, 29 de agosto de 2014

¿Yo soy cuál Chávez?




Virtuoso. Corajudo y tierno, con vocación eterna de servicio. En sí mismo una visión multipolar constante. Así lo recuerdo, yo, que a mis 24 años, soy producto de su llegada.
Otra “culpa e' chiave”, pues.

Con sus maneras infranqueables, imposibles de ocultar, tan magnánimo en lo sencillo, superó con tantas creces a quienes lo defenestraron en vida, que no les queda otra que reconocerle la virtud tras su muerte. Otros no podemos hacer menos menos que intentar emularlo.

Chávez ya no soy yo, Chávez es un pueblo, Chávez somos millones. Tú también eres Chávez mujer venezolano, tu también eres Chávez joven venezolano, tu también eres Chávez niño venezolano, tu también eres Chávez soldado venezolano, tu también eres Chávez pescador, agricultor, campesino...” Nos dijo en esa última batalla campal y se reprodujo el slogan.

Ahora, ¿somos y queremos ser tanto como “ser Chávez” implica?: El Chávez roble que bailó bajo la lluvia padeciendo una enfermedad dolorosísima. Al que vi muy hinchado en la parroquia Antonio Borjas Romero de Maracaibo, se rió, cantó y nos hizo sentir que todo estaría bien, que vencería, aunque quizás supiera que no, pero se jugó todo por dejar al pueblo en el poder. Carajo, no es fácil ser ese Chávez, cuando muchos fallamos compromisos porque nos tumba un simple cuadro viral.

O el Chávez Iniciativa que veía soluciones ante la burocracia mental de muchos (lo veíamos en los Aló Presidente). El visionario que entre pero y pero, trámites y postergaciones, se erguía con creatividad, veía la pared y el punto. Ese Chávez conseguía ser luz al final del túnel para las pequeñas grandes miserias y obstáculos. ¿Cuánto aportamos nosotros por dejar de ver problemas, buscar soluciones y concretar nuestros sueños de pueblo?

O el Hugo Solidario con causas humanitarias, en eso estamos, ya comprendemos que el dolor y la injusticia en cualquier latitud debe ser revirada, que debemos apostar a reivindicar a las víctimas de los sistemas de poder. Con la reciente ayuda humanitaria enviada a Gaza, demostramos a nosotros mismos que algo aprendimos, pero la historia nos enseña que jamás es suficiente, que falta, falta muuucho...

Cuántos enamorados de esta causa, quisiéramos ser todos esos Chávez, mas tantos que recuerdo y otros camaradas vieron, pero ya abusé de caracteres.

En lo particular, me gustaría ser con éxito por lo menos una de esas piezas que conformaban su real humanidad.

Podría escoger al Chávez radical en lo cotidiano, que prefería un principio antes que los mil amigos, porque sin lealtad y solidaridad es imposible construir la amistad.

El Chávez que se superó a si mismo y se hizo feminista al andar. Quien - citando a Martí en 2008 - buscó remover y sacudir duro las mentes cuadradas dentro del Psuv: Las campañas de los pueblos sólo son débiles cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer. Pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer tímida y quieta de su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño, entonces la obra es INVENCIBLE”.

A esta araña pequeñísima, le gustaría ser de grande como el Chávez arañero: transparente como el frasco donde vendía las conservas de lechoza. Hacerle caso al padre y amigo que muchas encontramos en él, y nos dijo que hay que mantener bien amarradas las correas morales, porque esas son las que nos permiten exigir respeto y abrirnos paso al andar.

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