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lunes, 3 de noviembre de 2014

Tertulias de metro y camionetica II: La Línea del amor y el desamor


Observo, escucho por pura casualidad y arranca la manía obsesiva-compulsiva de compilar, hacer notas mentales, o escribir en la mano lo cotidiano cual si fuera un hecho trascendental.
Ayuda llevar casi dos años en Caracas y aún no activar el modo ausente aparentemente necesario para mantener la salud mental.
En esa onda, quizás amerita registro que, contra todo pronóstico, además de residuos industriales y orgánicos, también se ve amor multiforme por arriba y por debajo de la ciudad. 




Una señora al teléfono en los Cortijos: “Claro que sí gordo, yo te lo hice, ahí te lo dejé, agárralo y al llegar déjame la vianda, la lavo y te la subo, dale, dale tranquilo que estoy en el metro, no hay señal. Te amo”.

CHACAÍTO. (En plenas guarimbas de febrero2014):
Una muchacha llora y textea poniendo el teléfono en mi cara, pensé que tenía que ver con las lacrimógenas, pero no: “Altamira y Chacao estbn cerradas, pero ya me monté. Tienes razn mi amor, somos un gran ekipo, esto lo superaremos papi gracias x perdonarme”.

ALTAMIRA. Temporada de lluvias. Espero que escampe o valentía para correr a la camioneta y arriesgarme a que el chofer me ignore. Estalla una pareja:

- ÉL: ¡Nojoda Mayerlin! si me ibas a hacer este desplante no me hubieras hecho vestir ¿No me podías decir esto por teléfono?
- Ella (de brazos cruzados): ¡La otra vez el desplante me lo hiciste tú, así que no vengas con tu “cuerpo e' yuca”, ¡no me hagas hablar!

SABANA GRANDE. Dos muchachas en las escaleras mecánicas: “Y bueno si, el chamo tiene novia, pero no marica, yo creo que no la quiere, porque nunca está con ella y me escribe todo el tiempo...” (Aquí paro la narración. No puedo evitar reírme, ¡QUÉ LUGAR PA' COMÚN!)

Por otro lado, parece que no hay tiempo/voluntad para encontrar un lugar menos impersonal y por eso toca ver terminar relaciones en medio de estaciones. Dos liceístas en CAPITOLIO:

- Ella: “Te dije que ya no siento lo mismo, me da paja porque tú no te lo mereces, pero aja ¿qué hago?”
- El,  derrotado y recostado a la columna de la salida...qué le podía decir.
Igual no podría escuchar, porque ahí mismito un señor dio un mitin con su teléfono: “¡Ayer, porque llegué tarde, hoy por que llego temprano, ¿mañana por qué vas a pelear mamita?”

Y bueno... en ese trayecto a mi me tocan variantes del cortejo/acoso urbano:

Vendo oro, oro y dólares ¡Uy mi reina, Dios te guarde...pero para mi!”   o u o u o  “¡Qué bellas las dos! Así me caso, vente conmigo que yo te la mantengo”

Puede que yo...


a) Sea una ociosa (aunque está comprobado que no tengo tiempo para eso).

b) Aún no me paso el suiche de la indiferencia y desvinculo con quienes se enfrentan al Metro todos los días.

c) No pierdo la capacidad de asombro ante esta ciudad que da para contar las más insólitas historias, sin tener que ficcionar.

d) Todas las anteriores.

Pero algo sí es cierto, si Winston se montara UN DÍA en la Línea 1 del metro de Caracas, encontraría suficiente trama y talento como para crear junto a su equipo estrella un par de telenovelas, prescindir de refritos de Fernando Colunga, y sustentar su programación con historias de amor o desamor que, por lo menos, se nos parezcan.

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